
¿No sabes si instalar una caldera o un termo eléctrico? Es normal tener dudas. Ambos sistemas sirven para calentar agua sanitaria, pero no funcionan igual ni ofrecen las mismas prestaciones. Elegir uno u otro puede marcar la diferencia en tu consumo energético, comodidad diaria y coste a largo plazo.
En esta guía te explicamos de forma clara y sin tecnicismos qué diferencia a una caldera de un termo eléctrico, cuándo conviene cada uno y en qué deberías fijarte antes de decidir. No necesitas ser un experto.
Qué es una caldera y cómo funciona
Una caldera es un sistema que calienta agua usando gas o electricidad. Se conecta a la red del hogar y proporciona agua caliente de forma instantánea. El agua entra en el equipo, se calienta mediante un quemador o resistencia, y se distribuye por los grifos o radiadores.
Algunas calderas también sirven para calefacción, lo que las hace muy versátiles. Las más modernas, como las mejores calderas de condensación, aprovechan el calor del vapor para reducir el consumo energético. Su instalación requiere revisión profesional y conexión a gas o corriente eléctrica.
Qué es un termo eléctrico y cómo funciona
Un termo eléctrico es un depósito que calienta y almacena agua mediante una resistencia interna conectada a la red eléctrica. El agua se mantiene caliente gracias a un buen aislamiento, lista para ser utilizada cuando se necesite. Funciona de forma automática: una vez se vacía, vuelve a calentarse hasta alcanzar la temperatura programada.
No requiere conexión a gas ni instalación compleja, por lo que es ideal para viviendas sin acceso a gas natural. Su principal limitación es la capacidad del depósito, que condiciona la cantidad de agua disponible.
Comparativa entre caldera y termo eléctrico
Elegir entre una caldera y un termo eléctrico depende de varios factores como el consumo, la instalación o el tipo de suministro energético.
Consumo energético y eficiencia
La caldera es más eficiente en uso continuo, especialmente las calderas que menos consumen. Funcionan muy bien con gas natural o tecnología de condensación. Calientan el agua solo cuando se necesita, evitando desperdicio energético.
En cambio, el termo eléctrico mantiene el agua caliente todo el tiempo, generando un consumo constante, incluso si no se utiliza el agua.
Si quieres saber cómo reducir aún más la factura, consulta la guía sobre cómo ahorrar en calefacción. Estas mejoras combinadas con tecnología de condensación permiten un uso realmente eficiente.
Capacidad y demanda de agua caliente
La caldera ofrece suministro ilimitado, siempre que tenga la potencia adecuada. Es perfecta para hogares con varios baños o usos simultáneos.
El termo eléctrico, en cambio, está limitado por la capacidad de su depósito. Cuando se agota, hay que esperar a que se vuelva a calentar, lo que puede generar incomodidades.
Coste de instalación y mantenimiento
El termo eléctrico es más barato de instalar y requiere menos mantenimiento. No necesita conexión a gas ni revisiones obligatorias.
Las calderas, por el contrario, tienen un coste de instalación más elevado, aunque aportan ventajas claras en eficiencia y ahorro. Según estudios sobre la calefacción más económica, a medio y largo plazo pueden resultar más rentables. Requieren revisiones periódicas, especialmente si son de gas. A largo plazo, su eficiencia compensa.
Adaptación al hogar y necesidades del usuario
El termo eléctrico se adapta bien a viviendas pequeñas o de uso esporádico, ya que su instalación es sencilla y compacta.
En cambio, la caldera resulta más adecuada para hogares con alto consumo, donde se valora tener calefacción y agua caliente constante. La elección depende del espacio, el tipo de suministro y los hábitos familiares.
Cómo saber cuál es mejor para tu vivienda

Elegir entre caldera o termo eléctrico requiere tener claras las características de la vivienda y del uso que se hará del agua caliente. No hay una opción universal que funcione para todos los casos. La decisión debe adaptarse a las necesidades concretas de cada hogar.
Conviene tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Tipo de suministro disponible: Si la vivienda no dispone de gas natural, lo más práctico es un termo eléctrico.
- Frecuencia y volumen de uso: Para varias duchas seguidas o uso simultáneo, la caldera es más eficaz.
- Espacio disponible: El termo ocupa menos y no necesita salida de humos.
- Presupuesto inicial: El termo es más económico de instalar, aunque menos eficiente.
- Consumo mensual: El gas es más barato que la electricidad si el uso es regular.
Consejos antes de elegir entre caldera o termo
Antes de decidir, conviene hacer una pequeña evaluación del hogar y del uso previsto del agua caliente. Un error en la elección puede generar incomodidades o gastos innecesarios. Para evitarlo, se recomienda:
- Consultar con un instalador profesional: Evaluará la vivienda y recomendará la opción más adecuada.
- Comparar etiquetas energéticas: Ayuda a prever el gasto mensual y el impacto ambiental.
- Revisar normativas locales: Algunas zonas tienen restricciones sobre el tipo de instalación o revisiones obligatorias.
- Considerar el espacio disponible: No todos los hogares tienen sitio para una caldera.
- Estimar la demanda real: Cuantos más miembros y más puntos de consumo simultáneo, más potencia será necesaria.
Elegir entre caldera o termo eléctrico depende del tipo de vivienda, el consumo de agua caliente y el acceso a gas. Si buscas comodidad y eficiencia a largo plazo, la caldera es ideal. Para instalaciones sencillas y usos puntuales, el termo eléctrico es una opción práctica y económica.